8/15/2012

La izquierda mexicana (el recuento de los d-años)

No estamos solos (viviendo a la izquierda)

El agrado que me produjo encontrarme, esta misma noche, con algunos viejos amigos y otros añejos conocidos del mundo periodístico, sólo es equiparable con la tranquilidad que me ha dejado el saber que algunas de mis más profundas e impopulares posturas políticas respecto a la izquierda mexicana, no son del todo huérfanas ni están del todo aisladas.

Finalmente, yo estoy lejos de lo público: vivo bajo la densa cobija corporativa y en la que transito lejos del periodismo o de cualquier intención de hacer proselitismo de cualquier tipo. Sin embargo, no deja de darme gusto el saber que se puede ser de izquierda sin caer necesariamente en el fanatismo maniqueo al que nos pretenden llevar -siempre- medios y mensajeros que no saben conducir un análisis político sin llegar siempre a los nombres y los apellidos. Analistas expertos en el ad-hominem en donde toda la izquierda es desvirtuada por si AMLO o no AMLO. Juiciosos que sin más explicaciones, repiten que ese gran enfermo de poder y ese  mesías-lastre es suficiente para descalificar todo lo que de él proviene. Argumento muy elemental y francamente muy facilista y holgazán. Les falta hacer las cuentas, como decía esta noche el periodista principal, y recordar que no hay otro político vivo que haya contabilizado tantos votos en toda su carrera.

Vivir en la izquierda, pues, no es sólo esa disyuntiva maniqueísta que muchos izquierdistas (por no decir beneficiarios políticos) quieren tratar de lanzarnos a la cara, permanentemente, y siempre bajo el cobijo de algún reflector mediático: "Estas con la izquierda verdadera (la mía, pro o anti AMLO) o contra la izquierda". "Estás con las instituciones (corruptas) o estás contra ellas (y contra la Nación)".

Hoy tengo claro que no hay una razón suficiente que justifique claudicar a ninguna postura, si es por el puro afán de negociar los cíclicos prebendos y las interminables prerrogativas de las que muchos de estos gusarapos políticos gozan. Vivir la izquierda también puede ser una condición ciudadana, personal, desesperada, honesta y no por ello menos válida y menos "de izquierda", se ame o se odie a AMLO, como algunos prefieren siempre medir para arrebatarte la causa y despojarte de tu derecho a opinar. Superar a AMLO no implica necesariamente repudiarlo en público, ¿estamos claros? 



Transición es transacción

La sociedad mexicana, pues, se interna en estos turbios meses de "la transición", y los medios de mayor masificación ya han comenzado la tenue y paulatina disminución del "volumen" hacia la cobertura de las protestas poselectorales y los distintos movimientos anti-imposición que las conducen.

 #YoSoy132 continúa tratando de ser desmantelado desde muchos frentes y cuando menos en apariencia mediática, para que esta idea de fragmentación y dispersión que se ha venido vendiendo en las últimas semanas alcance incluso las mentes de sus propias bases, liderazgos y tangenciales simpatizantes.

Todo parecería indicar, pues, que luego de la última resolución del TEPJF, y en la que de facto se convalidó cuando menos la gran mayoríra del cómputo oficial del IFE (dejando fuera casi 69000 casillas cuestionables), nos conducimos de forma inexorable a la legitimación institucional de Enrique Peña Nieto como presidente electo (así, con minúsculas) de este país, vulnerado una vez más por sus propios y añejos demonios.Y en los medios se nos vende que "a nadie ya le importa", "ni siquiera a los del 132".

Sabrán que no soy ni se me cuenta entre los esperanzados activistas que pretendían una resolución distinta por parte de nuestras "instituciones" electorales. Me he preparado para esta legitimación de la farsa desde el mismísimo momento en que Felipe Calderón lanzó su mensaje pregrabado de concesión, la misma noche del primero de julio y portando una sonrisa realmente macabra. Pero no por ello me han dejado de doler el oprobio y la vileza con los que esta elección fue preparada desde hace varios años y ejecutada después. Y tampoco por ello merecería la pena admitir -con total sumisión- que no resta nada por hacer. Es necesario, una vez más, y con mucha más urgencia que en el 2006, recoger nuestros pedazos.


Desesperanza por deporte


Hace unos cuantos meses, cuando la campaña de AMLO se resistía a despegar a mitades de abril y principios de mayo, mi desesperanza era mucho mayor que la que siento ahora. Presuponía, en parte empujado por las encuestas mentirosas y en otra muy buena parte por mi propia condición de investigador social y de opinión, que la tarea que AMLO tenía que hacer para ganar era verdaderamente imposible. Y lo era no sólo porque la opinión pública-mediática y la preferencia ciudadana parecían obstáculo insalvable para AMLO y sus operadores de campaña, sino porque nadie, desde la sociedad civil, se había sumado aún a la construcción y propagación de mensajes.

"Las izquierdas", ese término tan cantado y repetido en este proceso electoral, nunca fue más exacto y elocuente que en esta ocasión: La de AMLO no fue una campaña "de la izquierda", y no sólo porque hubiese una suma de emblemas y partidos "oficiales" tras él (porque era casi idéntica en 2006, con la salvedad de que entonces, la ley electoral obligaba a los candidatos aliancistas a presentarse bajo un emblema único), sino por el hecho de que, en esta ocasión, fueron muchas y muy diversas las voces y los reclamos y los gritos cuasidesesperados de justicia social los que se agruparon debajo y alrededor del candidato tabasqueño. Una verdadera colusión de "izquierdas" políticas, ciudadanas, indígenas, burguesas e intelectuales. Un complot progresista, si se le quiere ver así, y que padecía de las virtudes y las desventajas de existir a partir de tan inmensa diversidad. Nada que ver con lo ocurrido en 2006, cuando un eslogan y una serie de monitos y comerciales insulsos nos llevaron a muchos a votar de forma alineada y masiva, y que nunca supieron responder a los ataques fina y maquiavélicamente orquestados desde la derecha. Y diferente también porque nunca en 2006 esos mensajes lograron involucrar a tanta gente como esta vez, hasta el tuétano, y desde todas las trincheras mediáticas y alternativas que han surgido y se han consolidado desde entonces.


Cambio de hábitos es cambio de feligreses

Vino entonces #YoSoy132, construido a partir de un suceso que -para muchos chilangos que vivimos dentro o en contacto con cierta burguesía ilustrada y comodina- resultó un fenómeno casi inexplicable:  Partiendo del repudio anunciado que viviría Peña Nieto en la Ibero, luego de que pactó su aparición en ese lugar si y solo si podía llenar el auditorio con acarreados ajenos a la institución (y probablemente a la realidad también), un grupúsculo de 131 estudiantes consiguió lo que un par de décadas de "comunicación social" perredista nunca lograron: Involucrar a la clase media en la discusión política del antipriísmo y la desigualdad social. Involucrar a los recién bautizados hipsters mexicanos, sus padres y sus cogeneracionarios en el activismo y la propagación de mensajes inteligentes, alejados del "espotismo", y capaces de cuestionar respetuosamente a sus propios círculos sociales, antes tan comodinos y lejanos a todo debate que no se tratara de algún acto de consumo.

Lejos quedaron las campañas nefastas de Cuauhtémoc Cárdenas. O del mismo AMLO en el 2000 y 2006. Plagadas de referentes visuales burdísimos y de mensajes aún peores. Un simple acto de repudio logró que las izquierdas permearan en estratos sociales en los que nadie le hacía el más mínimo caso.

Y los 15 millones de votantes que "las izquierdas" lograron esta vez, no son ni cercanamente parecidos a los 14 que se levantaron en 2006. Y vaya que esto no es inherentemente negativo, puesto que, llevados a algún punto de optimismo entre toda la oscuridad que estamos viviendo ahora, BIEN PODRIAN SUMARSE en el futuro. O cuando menos hoy queda claro que un simple acto espontáneo de la sociedad civil, muchas veces vale más que mil espots amorosos que no le hablan a nadie. 



Cualquier análisis cuantitativo y elemental que pudiera habérsele pedído, por ejemplo, a una María de las Heras (que falleció esta mañana y que en paz descanse), pero nunca a un Liébano Saenz (que si tuviera un ápice de ética profesional, ya debería estar viviendo en Islas Cayman y desmantelado su "empresa"), nos indica cosas muy claras:

- El voto presidencial para el candidato de "las izquierdas", en esta elección, se compuso con la mayor diversidad demográfica y socioeconómica de todas. Al PRI claramente le votaron segmentos coptados por la TV, la pobreza marginal y el incentivo directo. Al PAN, su siempre fiel voto católico-cristiano y duro de las zonas más ricas o más religiosas del país. A las izquierdas le votó gente de todos los segmentos, por primera vez, universitaria ilustrada o pobre pero consciente. Jóvenes, muchos y universitarios también. Internautas, más que nunca.
- En comparación con la elección del 2006, el candidato de las izquierdas tuvo un importante desplome entre las comunidades marginadas (rurales y semirurales), pero a su vez, un muy destacable repunte entre la población urbana, clasemediera, de mayor nivel educativo y -claramente- entre aquella con acceso consuetudinario a Internet
- El nivel de participación ciudadana jugó estadísticamente a favor del candidato de las izquierdas, y de haber sido aún más elevado, hubiese puesto seriamente en jaque los cómputos oficiales (proyecciones cercanas al 70% le daban una victoria estrecha, por ejemplo)
- Las percepciones negativas del candidato de las izquierdas, que rondaban el 60% al comienzo de la elección, cayeron a menos de un 30% al final de la misma. Esto implica un 100% de "repunte" en el aspecto cualitativo de la valoración ciudadana
- En muchos estados y municipios del norte del país, el candidato de las izquierdas tuvo repuntes históricos de captación del voto, poniendo en el mapa, por primera vez en la historia, a "las izquierdas" que no solían existir en esas regiones, a pesar de que en todos ellos haya sido vencido por el PRI



De explicaciones no pedidas y acusaciones manifiestas

¿Cómo explicar este recambio tan impredecible en "las bases demográficas" del voto favorable a las izquierdas? Muchos analistas (serios) nos preguntamos lo mismo desde el primero de julio. Y sin ostentarme como el poseedor de esa verdad, de forma absoluta, aquí presento mi teoría:


1) El fenómeno Ibero+132 sin duda atrajo un importantísimo segmento de jóvenes "ilustrados" o en proceso de estarlo, a las propuestas antipriístas de las izquierdas. Si hay alguna esperanza para construir bases políticas para 2015 y 2018, reposa en ellos.
2) Este fenómeno pequeñoburgués vino intrínsecamente acompañado por una exposición espontánea e incomparable en medios electrónicos y redes sociales, y que cuando menos en principio (antes de los Peñabots, los Josefinabots o los AMLObots -cuentas ficticias que propagan mensajes en automático-) acusó del poder de ser enteramente genuina, obteniendo un nivel de exponencialidad que ningún "bot" puede lograr por más que le pisen el acelerador desde algún cuarto de guerra
3) Una parte sustancial de la siguiente generación (25-50 años), principalmente chilanga, aunque luego también urbana en general (mucho a nivel estatal), se adhirió de forma natural y particularmente enérgica y activa a esta propagación Y CREACIÓN de mensajes de campaña, exponenciando aún más el alcance de lo que en principio se trató de dibujar como "una protesta aislada de niños ricos pagados por las cabezas del PRD".
4) La campaña más efectiva de las izquierdas terminó siendo la que resultó ser APROPIADA por la sociedad civil y arrebatada de las manos de esos comunicólogos y asesores "oficiales" de AMLO (los que no paraban de dar bandazos entre la república amorosa, la mano franca y extendida y el propio hijo del candidato como protagonistas de los mensajes) y que no habían logrado gran cosa hasta ese momento.  Esta APROPIACIÓN no pudo ser más exitosa de lo que fue, pues produjo gran parte del repunte (real) que AMLO tuvo entre mitades de mayo y fines de junio, llevándolo de un incipiente 18-20% a las cifras que todos conocemos ahora.

Este simple e impactante fenómeno de apropiación ciudadana de la campaña, es digno de muchos análisis y estudios serios para quienes se animen a hacerlo desde la sociología, las ciencias políticas, la mercadotecnia, las ciencias de la comunicación o la simple y llana ciudadanía:  Lo cierto es que ocurrió. Medir con exactitud sus repercusiones estadísticas requiere más que un simple texto. Pero negar su existencia sería tan absurdo y cínico como obviar los casos de Monex, Soriana y otras tantas triangulaciones de recursos que ocurrieron, al mismo tiempo, en la otra trinchera. La triste realidad es que hoy todavía el uso discrecional del dinero pareciera ser más poderoso que la participación ciudadana. Pero es muy cuestionable que esa tendencia se mantenga en las próximas elecciones, a menos que la república de la simulación que está por instaurarse, tenga más logros que descalabros. Lo dudo mucho.



Menciones honoríficas para quienes honores merecen

Mi caso favorito de entre todas estas apropiaciones e intervenciones de la campaña, por mucho, fue el de AMLO.sí: Cónclave desinteresado de creativos, escritores, diseñadores, artistas, intelectuales, empresarios y otros simples y llanos ciudadanos comprometidos con su causa y sus ideas.

Ellos crearon -sin duda alguna- los mejores mensajes no sólo de esta última campaña, sino -muy probablemente- de todas las otras campañas "opositoras" de las que el pueblo mexicano tenga memoria. Sin miedo a excederse de los 30 nefastos segundos del espot tradicional, pero con toda la claridad de que había que mantenerse certeros, elocuentes y contundentes, estos genios ciudadanos produjeron toda clase de espots, documentales, infografías, gráficos fijos, materiales fotográficos y piezas de mercadotecnia y comunicación social, dignas todas ellas de toda clase de halagos y reconocimientos.

Involucraron, siendo muchos de ellos parte de un segmento social pudiente y creativo, a toda clase de redes ciudadanas, de bajo o de muy alto perfil, y forjaron lo que sin duda ha sido la campaña más humana, honesta y original de las que muchos tengamos memoria. Sin fanatismos ni vulgaridades. Sin ser condescendiente ni tratar al elector como estúpido. Sin eslogans excluyentes como "primero los proles" pero con toda la claridad y elocuencia necesaria para que sus mensajes les resultaras claros y coherentes a pobres y ricos. 

En el recuento de los d-años, no sólo se contabilizan perjuicios y heridas. Se recuenta también lo que parece que habrá de ser el gran capital político y ciudadano que habrá que enarbolar en la oscurísima era que se avecina. Y yo recuento, emocionado, lo que muchos jóvenes, los mismos que algunos -desde nuestro ostracismo- creíamos muertos en vida o carentes de deseo, hicieron para despertar a un segmento clave de nuestra sociedad. El mismo segmento en el que estamos muchos de nosotros, antes inmersos en la persecución inefable de la subsistencia, y cuando al parecer habíamos pasado mucho tiempo atendiendo lo urgente, en lugar de lo importante. 


Si nos peleamos por quiénes portan las antorchas más bonitas, ¿quién alumbrará esta oscuridad?

No todo es, sin embargo, enteramente alentador dentro de esta historia. Es claro como hoy se vive una hábil escalada en la infiltración y fragmentación del movimiento estudiantil y de muchos de los adherientes vetustos que le acompañamos. Ya se levantan desde hace semanas cientos de voces que reclaman ser "el verdadero 132", "la verdadera izquierda", la real "voz del pueblo" y los poseedores exclusivos de las causas de justicia social que reclama nuestra tierra ensangrentada. Algunas más hábiles que otras, pero todas en firme defensa de su ego y sus minucias ideológicas. Deja vu.

Yo espero, con toda honestidad, que logremos echar a un lado nuestros egos, cuando menos por un momento. Que esto no se vuelva (otra vez) una escena de "Life of Brian" en la que el "People's Front of Judea" exprese su desdén contra el "Judea's People's Front", en lugar de atender la enorme bota opresora que a todos nos dio motivos para salir de casa. Debemos ser maduros y recordar que esa fragmentación ha sido, históricamente, la causa fundamental de que los reclamos sociales y "las izquierdas" nunca hayan alcanzado materialización alguna y de que sean, precisamente, muchas izquierdas en lugar de una.

Y sólo hace falta mirar un poco hacia afuera. Recordar o devolverse a la historia. Observar lo que hace la derecha, esa sí: siempre una aún si habita en muchos partidos, pero que desde su trinchera magra y motivada únicamente por el dinero y la falsa superioridad moral, ha sabido siempre atender y destruir toda clase de oposición:

Ellos cuentan el dinero. Negocian su inmunidad. Preparan su salida (hasta del país, los muy cínicos) Arreglan futuros contubernios. Persisten exprimiendo a la sociedad. Preparan terrorismo fiscal en su año de Hidalgo. Y otros, que son los mismos, preparan el terrorismo político en su año del regreso al poder. Orquestan su próxima era del terror. Nos buscan en facebook. Nos enlistan y nos catalogan. Contratan a sus sicarios: virtuales, mediáticos, políticos y reales.

Esperan por nosotros, detrás de sus escritorios, firmándole cheques a quienes están listos para destruirnos. Mientras, aquí, seguimos peleando, como niños, por tener la razón más bonita de todas. Y algunos niños de esos insisten en que si no ardemos, no habrá nadie para alumbrar esta oscuridad.

Muy bonito, sí. Alumbrar la oscuridad es lo que hace falta.

Sin embargo, es preciso apuntar que si acabamos simplemente siendo llamarada de petate, y más ahora que tenemos las antorchas, el combustible y la intención, tampoco alcanzaremos a alumbrar otra cosa que no sea nuestra propia extinción. 








1 Comentarios:

At 10:03 a.m., Anonymous Anónimo interpeló (sin ser asquerosamente correcto)...



Yo creo que no hubo una mejor estrategia de la izquierda, por que la oligarquia está posponiendo esa viraje al a izquierda inminente, para el cual la población lleva preparada ya años ( si no hubiera sido por la caida del sistema, desde el 88 seria asi).
La presión del G 5 mas Brasil, según yo, fué clavep ara letigimtar los dos últimos sexenios. Veo inminente que en el futuro, sea el PRD o una izquierda mas dura forme un partido mas fresco, que sea atractivo para los de "en medio". Por que la imagen de AMLo asusta un poco a esa clase media en negación de su decadente status.Ebrard pudo ser una opción que jalara mas. En el futuro podrian usar a otro, con mejor merdadologia, con imagne mas moderna y apele al urbano "wannabe".
Pero estoy concsciente que tal vez, para cuando dejen al PRD subir a los pinos será por que ya se habrán vendido y sean derecha de lleno.

Es interesante ver, no obstante, que el país seguirá creciendo como PIB ( no se que tanto vaya a finalmente reflejarse en el nivel de vida de la gente) en las próximas decadas, colandose entre el 9 y 5 de la economia mundial, para los mas oprimistas.
¿ Irán a ser los sexenios de 2018-2060 de politica de centro-izquierda que no puedan evitar que lleguen?

http://en.wikipedia.org/wiki/Historical_list_of_ten_largest_countries_by_GDP#By_estimated_future_GDP_.28PPP.29

 

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