9/17/2007

Su alteza serenísima....


En pose gallarda, los vástagos de nuestro glorioso patriarca se encaminan hacia una pubertad megalómana, como la que ya vive (y de la que no ha salido) su papi. Sus ojos, todavía inocentes, muestran ya los signos del que se emborracha con el poder de papá, y con toda la gallardía del loco, "pasan revista" a los ejércitos que comanda, junto a claros y oscuros visires, su papito, Don Napolipe Cristerón Encajaesa, príncipe de los desmemoriados, rey de los espots y emperador de la desigualdad social.

Y en la corte, también es encantador ver a los hermanos Hildebrando peinando desde el balcón a nuestras fuerzas armadas. Gente tan fina siempre cerca de las balas y del poder. Hay que estar preparados para cuando los "nacos" se cansen (otra vez).


¿De dónde saldrá toda la gente que, idiotizada, concurre en la plancha y en las calles de la ciudad para aplaudir a un ejército oprobioso, ignorante, abusivo y que ha sido encontrado en tantas y tantas argucias criminales?


¿Y del almirante Saynez, ya no se dice nada? ¿Ya se olvidaron sus supuestos nexos con el narco? ¿Ya las fuerzas armadas son todas una en torno a la figura de nuestro presidente de goma?


Ay, México. Viva el olvido y la desmemoria histórica. Vivan los halcones. Vivan los rambos. Viva la iglesia y la pedofilia. Y viven gracias a ti, que sales a la calle a regalarle tus palmas a la vanagloria de los asesinos, mientras tus hijos, muy lejos de ahí, mueren de hambre y de frío a lo largo y ancho de esta, la (ahora santísima) República de la Simulación.



Snif.

9/12/2007

Pánico en el gallinero.

La "cargada" de la gente bonita
En un hecho sin precedentes, casi comparable al remoto "We are the World, USA for AFRICA" de 1985, en el que representantes y estrellas de antagónicos puntos de vista y cadenas televisivas en Estados Unidos, se reunieran en una campaña mediática (con un toque de autopromoción) bajo pretexto de ayudar al África, el día de ayer concurrieron -en el sacrosanto Senado de la República- docenas de "comunicadores" y estrellas televisivas mexicanas, so pretexto de "salvar" a sus televisoras y empresas radiofónicas de la reforma electoral (y de paso continuar dándose ayuda humanitaria a sí mismos).

La nueva guerra de reforma
En resumidas cuentas, la reforma que plantea la cámara pretende centralizar la promoción mediática electoral y ubicarla únicamente en tiempos oficiales, propiedad del estado, terminando así, de una vez por todas, con la política predigerida y servida en presentaciones de 15, 20 o 30 segundos, papilla "gerber" que ha manipulado a conciencia el destino de las ultimas tres elecciones presidenciales, junto con los últimos cuatro sexenios (hay que recordar que fue Salinas quien inauguró el bombardeo mediático, sobre todo en televisión, con sus épicos anuncios que promovían el programa "Solidaridad").

¿El resumen? Los partidos no podrán dispendiar en los medios (de manera directa) su presupuesto asignado, ni podrán contratar espots de televisión y radio, sino que estarán sujetos a los tiempos oficiales (unos 48 minutos diarios en cada canal) y estos se repartirán (de un modo que todavía no queda muy claro) entre las distintas fuerzas políticas.

¿El resultado? Las televisoras dejarán de ganar (porque en televisión cada segundo de publicidad se convierte en utilidad neta, quitando los impuestos -que escasamente pagan- y que pasa directamente a las cuentas de los susodichos "comunicadores" y sus jefes y esbirros), cuando menos unos 100 millones de dólares en cada elección presidencial, sumado a otro tanto en las intermedias, junto con otra pequeña suma que se perderá de la promoción que en tiempos no electorales (como ahora) ya se hacen partidos como el PAN, que según te recetan en 15 segundos, lo hacen porque "trabajan para ti". Al final del día, menos dinero para las televisoras aunque no necesariamente mayor justicia electoral. Una reforma necesaria pero insuficiente.


La vida sin tele-prompter no es vida.
No es de extrañar que Javier Alatorre y Joaquín López-Dóriga aparezcan, casi tomados de la mano, uno con su viril bigote charro y el otro con un aventurado suéter de lana rosa (es extraño que no fuese al revés, pero así es la tele, un submundo del país de la simulación, donde todos viven en un clóset distinto, pero eso sí, repleto de dólares), y que juntos se esmeraran, con su escasa capacidad argumentativa (hay que señalar que no son ni remotamente igual de eficaces sin su apuntador ni su teleprompter), para convencer a los legisladores de que esta reforma es demoniaca, atenta contra la libertad de expresión y pisotea los derechos constitucionales de los mexicanos (o cuando menos de los "pobres" mexicanos que ganan las fortunas que ganan estos "comunicadores" y sus jefecitos, víctimas como los Azcárraga, Salinas Pliego, etcétera).


"Te queda muy bien ese bigote, Javier."
"Ay, y a mí me encanta tu suéter, Joaco..."

Surrealismo en el país de la simulación (aerobics para la conciencia política)
Un escenario así de surrealista es digno de nuestro país de apariencias y engaños. Los engatusadores máximos de nuestra sociedad, los apendejadores por excelencia, los dueños de las conciencias del ciudadano imbécilmente promedio, defendiendo "como perros" la constitución y sus valores. La libertad de expresión, la misma que ellos censuran a discreción cuando los candidatos no son de su agrado o conveniencia o cuando lo noticia no es redituable, tiene en estas marionetas patéticas a sus más feroces defensores. Y el ciudadano, el mismo que imbécilmente decide su voto de acuerdo a los gestos de Joaquín, Javier o Paty Chapoy, y que verdaderamente "forja" su inclinación política en función de lo que le cuenten durante 20 segundos (poco peso, muchas repeticiones, pues así son los aeróbics de la política televisada) en un espot maquillado o en una noticia con sabor a chayo, hoy debe levantarse consternado, compungido y destrozado por el hecho de que sus líderes de opinión no van a recibir los mismos aguinaldos sexenales y se encuentran muy molestos con el poder político, que les ha quitado un poquito de su alpiste.


"Al menos que nos den nuestro chayo..."
Gallinas cluecas, gallos que no pisan, aves en el corral del cinismo: Nuestros "comunicadores" cacarean su descontento como nunca, y como viles acarreados -esos que tanto critican cuando describen ese país civilizado y respetuoso de las instituciones en el que sólo ellos viven- se amontonan y olvidan sus diferencias para rogar que no les quiten el multimillonario negocio de la estupidización política de México.

De acuerdo a la información vertida por los diarios, la "cargada" del 11-S comenzó como un hermoso y plural cuadro en el que los comunicadores expusieron civilizadamente sus argumentos contra la reforma, arguyendo que es "casi expropiatoria" (Rogerio Azcárraga, Radio Fórmula) y que pretende regresar a México "a la era de la URSS (sic)" (La Jornada, 12 de Septiembre de 2007). Una vez superados esos pusilánimes argumentos (basta sugerir que México nunca fue un país soviético y que la censura de la era priísta estuvo siempre cimentada sobre el consenso y la conveniencia de los propios dueños que hoy lloran dólares), los dueños esgrimieron sus verdaderos motivos y expusieron que la reforma los haría perder dinero y haría quebrar al menos a 950 estaciones de radio, entre otros muchos de sus perjuicios económicos.


Por un puñadote de dólares.
Así que se trataba de dinero, como era de esperarse. Y peor aún, del licuado nacional por excelencia: Dinero y mentiras. ¿Qué no podrían los grandes consorcios, simplemente, subvencionar a sus propias estaciones de radio en riesgo con las inmensas utilidades que generan en televisión o en las estaciones mayores? ¿Creen que los legisladores no saben de sus números y de las oprobiosas cifras que de por sí ya se generan sin el apoyo de los partidos políticos y sus dineros casi siempre sucios? ¿O acaso el costo político y económico de todo lo tiene siempre que pagar la sociedad mexicana, ya por estupidización, ya por impuestos, o ya por tener que soportar gobernantes erigidos al 100% por el dinero con el que inundaron los medios, como fue el caso del desafortunado tonto del pueblo que ocupó Los Pinos los pasados 6 años?

Milagro (o concertacesión) en la cámara.
Los senadores, en su mayoría, comprendieron cabalmente lo que debía de hacerse, y silenciaron la mayor parte de estas patéticas quejas con el simple argumento de que los medios electrónicos son bienes de la nación, concesionados como al estado le venga en gana. Y esgrimiendo el argumento mayor: Esta no es una ley mortaja. Pues así como existe la libre empresa, de la que Televisa, Azteca y sus filiales y aliados gozan y en la cual multiplican anualmente sus dineros, el estado también está en total libertad de decidir cómo usa y en dónde gasta su dinero. Y a definir de cuánto tiempo aire quiere disponer para darle el uso que le plazca, ya sea el que la nación demanda o La hora nacional, que no escucha ni dios y no le interesa ni a sus productores.

En estricto sentido, las televisoras no están siendo "Chavizadas" ni acalladas. Son los partidos los que quedan maniatados por esta reforma, y es el estado el que finalmente se pone en su sitio, como regulador de la justicia electoral y cuidador de los dineros públicos. Y en ese punto las televisoras no tienen injerencia alguna. Deben someterse y apechugar.


Las verdaderas limitaciones de la reforma
Sin embargo, no es momento de echar campanas al vuelo. La reforma electoral es sumamente pobre, y el punto que atañe a las televisoras ni siquiera está bien pensado. ¿Acaso los legisladores olvidan a las decenas de "Asociaciones Civiles", a la COPARMEX, a la CONCANACO, al CCE y a las múltiples entidades que espotizaron la elección del 2006? ¿Creen que con parar a los partidos pararán las estupideces en la televisión? ¿Se olvidan de que la maquinaria electoral de Fox y el PAN en el 2006 tuvo muchos más frentes que los spots contra López Obrador y viceversa?

Los espots seguirán. Disfrazados de A.C. como "Por un país mejor" y "México Unido contra la violencia". Enfurruñados en organismos como los "Amigos de Fox" y los cheques oscurantistas que pululan en tiempos electorales, los maestros de las marionetas seguirán moviendo sus hilitos, y -aunque hoy lloren- los comunicadores mañana se percatarán de que sus amigos inversionistas habrán encontrado la forma de darle vuelta a la ley y seguir pagando por un México sumido en la ideología de los 20 segundos y la eyaculación prematura de la ignorancia. Y es ahí donde fallan los legisladores, y donde no se ha visto hasta dónde puede llegar el inversionista empecinado en generar doctrina. Y en el gallinero hoy hay pánico, pero mañana volverán los huevos de oro.

Paty Chapoy, cuasiprimera dama de la conciencia política de nuestro país, implacable periodista dedicada a la mayor cantidad de fruslerías y frivolidades que le caben en la cabeza, y dedicada reportera, tuvo a bien preguntar si el que ella "afirme que tal o cual gobernador es guapo, se volvería un acto criminal" bajo esta nueva ley.



Yo no sé cómo nadie le dijo que su comentario no sería en lo más mínimo criminal. Simplemente, como todo lo que dice y hace, sería irrelevante. Como ella.